De rebelión a rebelión: historia de engaño, masacre y traición

De rebelión a rebelión: historia de engaño, masacre y traición

Otro gran engaño

Engaño y traición

Meses después de la rebelión cívico militar que produjo el derrocamiento de Marcos Pérez Jiménez el 23 de enero de 1958, se firmó un acuerdo de élites tutelado y al servicio de los intereses de Estados Unidos conocido como Pacto de Punto Fijo.

El pacto tuvo sus antecedentes en Nueva York, donde Rómulo Betancourt (AD), Jóvito Villalba (URD) y Rafael Caldera (COPEI) reeditaron el acuerdo del 19 de febrero de 1909 establecido entre Juan Vicente Gómez y el comisionado estadounidense William Buchanan, en el cual Gómez obtuvo protección para mantenerse en el poder a cambio de favorecer las demandas de corporaciones petroleras estadounidenses, en detrimento del interés nacional.

De esta manera los firmantes del Pacto de Punto Fijo, que fueron acérrimos críticos de la política entreguista de la soberanía petrolera de Juan Vicente Gómez, hacían lo mismo, pero esta vez con mayor apoyo de los sectores económicos del país que ya obtenían abultadas ganancias de la renta petrolera y se agruparon en Fedecámaras, creada en 1944 impulsada por las trasnacionales para incidir en el derrocamiento del Presidente Isaías Medina Angarita quien proponía justos impuestos sobre sus ganancias.

A partir de 1958 se estableció la costumbre no sancionada en ninguna norma, ley, ni acuerdo escrito, de que las decisiones políticas más importantes del gobierno, además de contar con la aprobación de los tres partidos firmantes del pacto, debían contar con el visto bueno de cuatro grandes corporaciones: la máxima jerarquía de la iglesia, el alto mando militar, la CTV y Fedecámaras.

Ocurría entonces que en aquellos casos en que estos sectores, temían que sus intereses podían verse perjudicados por la regla de la mayoría se adoptaba la regla de la unanimidad a favor de esos sectores minoritarios, reconociendo a éstos un derecho a veto sobre aquellas decisiones que afectaban sus intereses; pero el prestigio adquirido por la palabra democracia hacía que se tratara de ocultar que, en tales casos, la nueva realidad política que resultaba ya no era una democracia.

¿Dónde quedaba el pueblo? Totalmente excluido de las decisiones políticas.

El primer gran engaño del Pacto de Punto Fijo vino acompañado de la traición al espíritu de la rebelión cívico militar del 23 de enero de 1958 al sustituir la anhelada democracia por un pacto de élites tutelado y al servicio de los intereses de Estados Unidos.

Masacre

Otro gran engaño fue el pregonado respeto a los derechos humanos, porque a partir de 1958 se cometieron innumerables asesinatos, torturas y desapariciones forzadas en contra de los disidentes políticos. La cantidad de crímenes políticos ejecutados en los gobiernos del Pacto de Punto Fijo fueron considerablemente superior a los cometidos durante la dictadura de Marcos Pérez Jiménez.

La violencia contra la disidencia fue adoptada como política de Estado antes que se iniciara la lucha armada. Solo en el mes de enero de 1962 asesinaron a 35 personas en manifestaciones, hubo 202 heridos y 1.053 detenidos.
Entre los crímenes individuales más sonados podemos mencionar el de Alberto Lovera, lanzado al mar en 1965 y reflotado su cadáver en las playas de Lecherías, estado Anzoátegui; el de Fabricio Ojeda, ahorcado en 1966 en las oficinas del servicio de inteligencia militar (SIFA); y el de Jorge Rodríguez, muerto en salvajes torturas por la DISIP en 1976.

Durante la década de los años sesenta del siglo XX, se empleó en Latinoamérica una nueva táctica represiva contra la disidencia política, conocida como la desaparición forzada, algunos historiadores señalan que fue en Venezuela, durante el gobierno de Raúl Leoni que se inició esta funesta práctica. Según José Vicente Rangel, ya para el año 1966 los desaparecidos pasaban de 200.

El más reciente informe de la Comisión por la Justicia y la Verdad, reporta sobre crímenes políticos del régimen puntofijista, denunciados y registrados ante el Ministerio Público de Venezuela, los siguientes datos: 10.071 víctimas generales de la violencia política; 1.412 personas asesinadas por motivos políticos; y 459 víctimas de desaparición forzada. Incluso el informe contiene el listado de las víctimas.

Los datos anteriores no incluyen las miles de victimas de la masacre ordenada por Carlos Andrés Pérez en febrero de 1989, que marca el inicio del quiebre definitivo de las relaciones del pueblo con los gobiernos y representantes del Pacto de Punto Fijo.

Otro gran engaño

Rebelión y Constituyente

En 1983, en la Academia Militar de Venezuela, analizábamos con detenimiento la campaña electoral de Jaime Lusinchi, en la cual hacía críticas al sistema político implementado en Venezuela desde 1958, por haber renegado a un segundo plano las demandas sociales y por los niveles de corrupción alcanzados por el aparato burocrático del Estado. Ante tales argumentos la principal promesa electoral de Jaime Lusinchi fue gobernar con prioridad hacia los sectores más necesitados de la población, mediante lo que llamó “El Pacto Social” y realizar una profunda reforma del Estado.

El Presidente Lusinchi culminó su mandato y no hubo ni pacto social ni reforma del Estado; lo que hubo fue un pacto con el Fondo Monetario Internacional (FMI) que fue anunciado 24 días después de culminar su mandato, lo cual hace ver que el pacto ya se estaba tramitando en su gestión de gobierno.

Carlos Andrés Pérez había sido electo Presidente en diciembre de 1988 y tomó posesión del cargo el 2 de febrero de 1989, pero la desigual distribución de la renta petrolera y la aplicación de un proyecto neoliberal pactado con el FMI, que representaba mayores sacrificios para la población sin haberle consultado por ninguna vía, causaron la rebelión popular 25 días después de su investidura como Presidente de la República.

En el marco de estas circunstancias se produce una rebelión popular que inició un tiempo coyuntural en nuestra historia que conduce a las rebeliones militares de 1992 y la posterior elección de 1998 donde Hugo Chávez es electo Presidente de la República, marcando el fin del sistema político de conciliación de élites tutelado y al servicio de los intereses de Estados Unidos, conocido como Pacto de Punto Fijo que gobernó el país durante cuarenta años.

La principal promesa de Chávez fue activar el poder constituyente originario del pueblo para la elaboración de una nueva Carta Magna con el propósito de refundar la República. Chávez cumplió su promesa y con la aprobación de la Constitución de 1999, se inició una etapa de transición entre la democracia representativa y la democracia participativa, donde los factores que conformaban el sistema político de conciliación de élites tutelado y al servicio de los intereses de Estados Unidos, se niegan a aceptar la regla de la mayoría.

En la actualidad el imperio de Estados Unidos aplica una guerra multifactorial sobre Venezuela, teniendo como principal arma el bloqueo económico. Pretende imponer un gobierno títere y reeditar el pacto de élites con el cual gobernó a Venezuela durante casi todo el siglo XX adueñandose de nuestras riquezas, especialmente la petrolera.Pero el Pueblo de Venezuela en unión cívico militar, guiado por su Presidente Nicolás Maduro resiste de forma heroíca y está decidido a defender su soberanía y su herencia bolivariana.

Finalizo con una reflexión y alerta que hace 203 años pronunciara nuestro Padre Libertador Simón Bolívar en el Congreso de Angostura el 15 de febrero de 1819:

«Por el engaño se nos ha dominado más que por la fuerza»


Francisco Ameliach Orta