La Jerarquía de la Iglesia Católica y su herencia colonial en Venezuela

La Jerarquía de la Iglesia Católica y su herencia colonial en Venezuela

La Jerarquía de la Iglesia Católica y su herencia colonial en Venezuela

En Venezuela la jerarquía de la Iglesia Católica apoyó a la estructura colonial y se opuso activamente a los movimientos independentistas enfrentándose directamente a Miranda y a Bolívar. En la actualidad la jerarquía de la Iglesia Católica se enfrenta a la revolución bolivariana.

Son dos momentos históricos separados por dos siglos, pero profundamente unidos por una misma lógica de poder y de legitimación ideológica. Veamos el análisis paso a paso, en tres planos: histórico, doctrinal y político contemporáneo.

1.   Herencia colonial: la lglesia como pilar del orden imperial.

Durante el período colonial, la Iglesia católica venezolana no fue una institución autónoma, sino parte estructural del sistema de dominación español:

  • El Patronato Real otorgaba al rey el poder de nombrar obispos, administrar diezmos y controlar las misiones. Es decir: el clero dependía económica y políticamente de la Corona.
  • La Iglesia actuaba como mediadora cultural del dominio imperial, legitimando la monarquía como “voluntad divina».
  • En los seminarios y púlpitos se enseñaba obediencia al rey y rechazo a las ideas de libertad, igualdad o soberanía popular.

Por eso, cuando emergen los movimientos emancipadores:

  • El alto clero —obispos, canónigos y teólogos formados en la ortodoxia imperial— los considera heréticos, subversivos y pecaminosos.
  • Miranda y Bolívar fueron objeto de excomuniones y condenados por parte de prelados.

En síntesis: la jerarquía eclesiástica defendió el orden colonial, porque de él dependía su poder, su riqueza y su legitimidad ante Roma.

2.   Continuidad estructural: de la monarquía a la república conservadora.

Tras la independencia, la Iglesia no fue disuelta ni desplazada, sino que negoció su permanencia con las nuevas élites criollas republicanas:

  • Las oligarquías que sucedieron al poder español mantuvieron el pacto simbólico con la Iglesia como garante del «orden moral y social”.
  • Durante el siglo XIX y buena parte del XX, la Iglesia continuó siendo una fuerza conservadora, opuesta a las reformas sociales y a las ideas populares.

Por eso, a lo largo de la historia republicana, cada vez que surgió un movimiento que buscaba romper estructuras de poder y propiedad, la jerarquía eclesiástíca se alineó con los grupos dominantes.

3. Actualidad: la lglesia frente a la revolución bolivariana.

La revolución bolivariana impulsada desde 1999 por Hugo Chávez reactivó ese conflicto histórico entre el poder eclesiástico y el proyecto popular:

  • El discurso bolivariano se basa en la soberanía popular, el igualitarismo social y la autonomía frente a potencias extranjeras, principios que en el siglo XIX habían sido condenados por la Iglesia colonial.
  • El chavismo también impulsa una teología civil y nacionalista, que exalta a Bolívar, Cristo redentor del pueblo y el valor de la comunidad por encima de la jerarquía clerical.
  • Mientras tanto, la Conferencia Episcopal Venezolana (CEV) ha mantenido un papel crítico, denunciando al gobierno en términos morales y políticos, alineándose muchas veces con los sectores económicos y mediáticos de oposición.

Esto no es un fenómeno aislado: ocurre cada vez que un proyecto político reivindica la soberanía popular frente a los poderes tradicionales (económicos, imperiales o religiosos). La jerarquía eclesiástica, heredera de aquella estructura colonial, ve amenazada su autoridad simbólica y su influencia sobre la conciencia social.

4.   Un matiz importante: el clero popular.

No obstante, dentro del mismo catolicismo existen corrientes profundamente bolivarianas y populares:

  • Sacerdotes de base, comunidades eclesiales y teólogos de la liberación han acompañado los procesos sociales en Venezuela, inspirándose en la opción preferencial por los pobres proclamada en Medellín (1968) y Puebla (1979).
  • Estos sectores ven en la revolución bolivariana una encarnación política de la justicia social cristiana, aunque no siempre coincidan con el gobierno en todos los puntos.

Conclusión

Hay una continuidad histórica clara: la jerarquía eclesiástica venezolana, heredera de la alianza colonial entre trono y altar, tiende a oponerse a los movimientos que cuestionan el orden establecido y a alinearse con los poderes tradicionales —antes el Imperio español, hoy las élites económicas y políticas antichavistas.

Pero también coexiste otra corriente cristiana, fiel al Evangelio original, que ve en los procesos emancipatorios —de Miranda, Bolívar o Chávez— una prolongación de la causa de los pobres y oprimidos, que fue el mensaje central de Cristo.

 

 

 

 


Francisco Ameliach Orta